Artículo publicado en revista RIE de octubre de 2021.
Marcos 12,38-44: Esta viuda pobre ha echado más que nadie
Hoy Jesús nos enseña a mirar las pequeñas cosas, a valorarlas y disfrutarlas cuando somos testigos. En tiempos de Jesús había muchas necesidades, igual que en nuestro tiempo, muchos enfermos, pobres, gente que no conocía al Dios de la vida, etc. Y pudiera parecer que el Señor pierde el tiempo quedándose sentado mirando a la gente que visita el Templo. Lo primero que tenemos que asumir es que nadie puede resolver los problemas de todo el mundo, con lo cual, habrá veces que concederse un momento para disfrutar no estará mal. Lo segundo, es que lo verdadero de la vida pasa en momentos insignificantes y si no estamos atentos, nos lo perdemos. La viuda tardó pocos segundos en echar la moneda en la hucha del Templo, pero ese gesto era la cosecha de una vida vivida en la confianza en Dios y la generosidad, aún en medio de la pobreza. ¿A que es un privilegio enorme ser testigo de un momento así? Pues, Jesús fue testigo del acto de la viuda porque se animó a quedarse un rato sentado, tranquilo, disfrutando de las vistas del Templo y de sus gentes.
Reflexión de «Rezando voy» para este día.