Artículo publicado en revista RIE de noviembre de 2021.
Locos de amor y de confianza
El título de este artículo tranquilamente podría ser el nombre de una canción, de esas que al escucharlas nos llenan de valor y ganas de salir a darlo todo, porque tienen de fondo nada menos que el amor y la confianza. Sin embargo, no son palabras de una canción, sino un pequeño fragmento de una invitación de san Manuel en una de sus cartas, que dice así: «Vamos a volvernos locos de amor y de confianza, ¿verdad?»
En alguna ocasión hablamos de las «chifladuras» de san Manuel y del gusto que tenía por esta expresión para referirse a la medida del amor al que somos invitados: amar hasta la chifladura, como Jesús nos ama, es decir, ¡hasta darlo todo!
Un entrenamiento de amor
Aprender a vivir «chiflados» de amor no es algo que se improvise, requiere crecer cada día en el conocimiento y acogida del amor que Jesús tiene por nosotros, y un gran deseo de querer amar como Él. Es por eso que, en los próximos artículos de la revista, bucearemos en las cartas de san Manuel para descubrir las virtudes a las que él nos invita y que son expresión de un corazón eucarístico.
Sin embargo, antes de avanzar, queremos detenernos un poco en la palabra virtud. Es una expresión clásica en el camino de la fe y podríamos definirla, nada más y nada menos, que como un entrenamiento de amor. La finalidad de las virtudes es ser cada vez más parecidos a Dios, a su corazón, de ahí que implique entrenamiento y ganas de dar lo mejor de nosotros mismos.
Sin fin, sin límites
Estas dos expresiones: sin fin y sin límites, acompañan constantemente en sus cartas una de las virtudes favoritas de san Manuel, y en la que nos detendremos en esta ocasión, ¿sabéis cuál es? ¡La confianza!
Somos capaces de confiar en alguien cuando descubrimos por encima de todo que esa persona nos ama y busca nuestro bien. Es por eso que al pensar en Jesús no tendríamos que dudarlo ni un segundo y confiar. Sin embargo, a veces nos cuesta y san Manuel lo sabe, por eso insiste tanto en la importancia de esta virtud.
Un sinfín de ejemplos
Os dejamos solo algunos fragmentos de sus cartas en los que insiste de un modo u otro en la invitación a la confianza: «¿Te acuerdas de aquella escena del mar de Tiberíades, Jesús pasando de madrugada junto a la barquilla de Pedro y este tirándose al mar en busca de Jesús diciéndole:
- «Si eres Tú, mándame ir a Ti»? Échate a ese mar de olas revueltas en que navegas y con la confianza (del principio, no del fin) de S. Pedro, di con tu corazón al de Jesús de tu Sagrario: “Como eres Tú, mándame ir a Ti”. ¡Siempre en dirección de Él y de solo Él! ¿Estamos?».
- «Te deseo una confianza sin fin en que, aunque sin sentirlo, Jesús te lleva de la mano a donde Él quiera y como Él quiera. ¡Vivan sus realísimas ganas!».
- «¡Ánimo y adelante! Aunque no sientas el auxilio ni la confianza, confía y sigue tu camino, que cuando más lejos te crees que está tu Jesús más cerca está y más te ayuda».
- «Déjalo hacer en ti lo que quiera y Él se lucirá en ti. Estoy seguro».
Nos despedimos hasta nuestro próximo encuentro, que nos ayudará a seguir entrenando el corazón. Por lo pronto, en cada lugar, momento y circunstancia, no olvides repetir en tu interior: «Corazón de Jesús, confío en ti». Te dejamos una bendición especial de san Manuel para esta ocasión: «¡Mucha confianza en Él! Te bendice de corazón tu P. + Manuel».