Junto a san Manuel (09/18)

Artículo publicado en revista RIE de septiembre de 2018

¡No nos perdemos ni un encuentro ni campamento!

Daniel, el de la izquierda.
A la izquierda, Diego.

¡Hola! Somos Daniel y Diego Castelló. Somos hermanos y vivimos en Valencia capital. Vamos al colegio de la Purísima y pertenecemos al grupo de la RIE de la parroquia de San Isidro, al que vamos junto con nuestro hermano pequeño, David, de 7 años y con nuestros primos Mariola y Oriol.


Conocimos la RIE hace unos 5 años por medio de nuestro abuelo Luis, que va asiduamente a la parroquia y vio el cartel que anunciaba los encuentros. Cuando nos lo comentó, lo hablamos con nuestros padres y a todos nos pareció bien. La verdad es que los encuentros de la RIE nos están ayudando mucho a vivir la fe e intentar ser un poco mejor persona.

Actualmente nos reunimos los sábados por la tarde a partir de las 17:30. Lo pasamos muy bien y nos divertimos mucho. Para comenzar siempre hacemos algunos juegos grupales y después hacemos una pequeña oración en la capilla. A veces hacemos gymkanas y dinámicas relacionadas con algún tema, otros días hacemos manualidades y algunas tardes tenemos encuentros de oración en torno al Evangelio del domingo. Después, a las 19:00, cuando terminamos la RIE, participamos en la Eucaristía de la parroquia, en la que formamos parte del coro.

Diego, el bailarín
¡Hola! Yo soy Diego, tengo 11 años y acabo de terminar 5º de primaria. En mi tiempo libre me gusta ver vídeos de Youtube y sobre todo bailar. Me gusta sobre todo el baile contemporáneo, el clásico y el folklore.

Conocí a San Manuel en los encuentros de la RIE en San Isidro. Me impresionó mucho que desde muy joven quisiera ser cura e ingresara en el seminario. También cuando fue a la iglesia de un pueblo y la encontró destruida y sin nadie y él se quedó allí mucho rato solo con Jesús. Creo que fue muy valiente.

De los encuentros de la RIE, lo que más me gusta, aparte de que nos divertimos mucho y hacemos muchos amigos, es cuando al principio nos vamos a la iglesia y hablamos con Jesús. También me lo paso súper bien en los campamentos de la RIE. Llevo 4 años yendo y cada año es diferente, aprendemos cosas nuevas, conocemos nuevos amigos y hacemos muchos juegos. Yo recomendaría a todos a ir porque tienes la diversión asegurada.

Daniel, el portero
Yo soy Daniel, el mayor de los hermanos, tengo 15 años y acabo de terminar 4º de ESO. Mi gran afición es el fútbol, de hecho soy portero en un equipo de Valencia. Este año he recibido el sacramento de la Confirmación y ha sido para mí un momento muy especial.

De los encuentros de la RIE, uno de los que más recuerdo es la tarde en la que conocimos la historia de san Manuel González. Me encantó su vida y todo lo que hizo por la gente, a pesar de que en Huelva no lo recibieron de la manera más adecuada. De él destacaría la cercanía y el cariño con que trataba a los niños. Siempre quería estar con ellos y ellos se divertían mucho con él. Creo que tenía muy buena pedagogía para enseñarles las cosas sobre el catecismo.

También recuerdo de manera especial el día que nos enteramos de su canonización. Vimos el cartel que pusieron en la parroquia y la Hermana nos explicó lo que eso significaba. Todos nos alegramos mucho de que la Iglesia reconozca como santo al fundador de la RIE, ya que gracias a él nosotros podemos disfrutar hoy de estos encuentros. Creo que es algo muy importante no solo para él sino para todos los que formamos parte de la Familia Eucarística Reparadora, seamos niños, monitores o adultos. Actualmente, en los encuentros de la RIE, como soy el mayor del grupo y me gusta mucho jugar con los niños, casi siempre ayudo a las monitoras organizando los juegos y las dinámicas iniciales.

Otra cosa que me encanta de la RIE son los campamentos de verano. Aún recuerdo perfectamente la primera vez que fuimos. Hicimos amigos de muchos de sitios de España y conocimos mejor a los que nos acompañaron desde Valencia. Ahora, en cada conviRIE es muy emocionante reencontrarnos todos de nuevo. Cada año es una experiencia inolvidable. Siempre te llevas nuevos amigos y nuevas anécdotas y, sobre todo, descubres una forma diferente de pensar. Por ejemplo, cuando trabajamos un Evangelio, casi siempre aprendo cosas nuevas sobre él que cambian mi planteamiento inicial y eso me ayuda a poder vivir de otra manera.

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